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Trabajo infantil en México: avances, retos y el desafío para prevenirlo en las comunidades
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Trabajo infantil en México: avances, retos y el desafío para prevenirlo en las comunidades

Es necesario abordar el trabajo infantil como una consecuencia y no una causa de las condiciones socioeconómicas en las regiones. Por tanto, las intervenciones más efectivas serán aquellas que aborden sus raíces estructurales: la pobreza, la exclusión social, la falta de acceso a educación de calidad, la discriminación, la violencia y la informalidad laboral.
12 de junio, 2025
Por: Miguel Ramírez Sandi / Save the children

Erradicar el trabajo infantil ha sido, desde hace décadas, uno de los compromisos más importantes que los Estados asumieron al formar la comunidad internacional; México no ha sido la excepción. Hemos ratificado los principales instrumentos internacionales en la materia —Convenio 138 sobre la edad mínima de admisión al empleo y el Convenio 182 sobre las peores formas de trabajo infantil, ambos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)—, desarrollando un marco normativo robusto y creando políticas públicas cada vez más adecuadas para enfrentar esta problemática.

Sin embargo, el desafío hoy no es de normatividad ni de narrativas, sino de implementación a nivel estatal y municipal. Aunque hay avances significativos, el trabajo infantil persiste en miles de comunidades del país, especialmente en aquellas marcadas por carencias sociales como pobreza, exclusión e informalidad. La realidad que enfrentamos es un desfase entre las obligaciones legales del Estado mexicano y la capacidad de aterrizarlas en acciones sostenidas y coordinadas a nivel local.

La situación es preocupante. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2022, 3.7 millones de niñas, niños y adolescentes en México realizan trabajo infantil, y de éstos, 1.1 millones están en trabajos peligrosos o prohibidos por la ley. Estas cifras nos revelan una realidad innegable: cumplir con el objetivo 8.7 de la Agenda 2030 –erradicar el trabajo infantil para el año 2025– es algo irrealizable. Es evidente que no se ha alcanzará el objetivo e incluso en algunos contextos la situación se ha agravado, principalmente tras los impactos económicos y sociales derivados de la pandemia por COVID-19. Por esto extraña que lejos de haberse implementado acciones de alto impacto para mitigar estos efectos, muchas de las estrategias quedaron en el papel o en iniciativas de alcance limitado.

Es importante reconocer que se han dado pasos importantes a nivel de política pública. Por primera vez en la historia, el Plan Nacional de Desarrollo 2025–2030 incluyó estrategias explícitas para atender el trabajo infantil. Esto representa un cambio significativo respecto a la importancia que he tenido en administraciones previas y demuestra un avance en la visibilización de la problemática.

En este panorama, el gran reto continúa siendo la implementación a nivel local. Aunque la federación diseñe estrategias, emita lineamientos y coordine políticas, la ejecución depende en gran medida en los gobiernos estatales y municipales y es aquí donde existe el mayor riesgo de que la cadena de acción se rompa. En muchos estados y municipios, los equipos interinstitucionales para prevenir y atender el trabajo infantil son reducidos y carecen de los recursos necesarios o de los conocimientos-capacidades técnicas necesarias para actuar con enfoque de derechos de niñez.

Las áreas de inspección del trabajo son claves para prevenirlo y erradicarlo, pero enfrentan limitaciones y en múltiples ocasiones sus actividades enfrentan realidades que disminuyen la efectividad de su labor; sumado a ello, el número de inspectores laborales es considerablemente bajo si se compara con el volumen de centros de trabajo y la dispersión territorial del país, y que la reciente reforma en materia agrícola mandata inspeccionar los campos agrícolas al menos una vez al año. A nivel nacional, según cifras de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, hay alrededor de mil inspectores para cubrir más de cinco millones de unidades económicas. En la práctica, esto significa que la probabilidad de que una situación de trabajo infantil sea detectada, investigada y atendida por los canales formales es mínima.

A pesar de esto, existen experiencias locales que demuestran que sí es posible actuar con eficacia. El caso de Querétaro, por ejemplo, destaca por la implementación de un Protocolo de detección, prevención y atención de trabajo infantil que incluye acciones específicas para identificar y atender situaciones de riesgo, así como mecanismos de coordinación con otras instituciones, como las Procuradurías de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes. Por su parte, en el Estado de México se ha desarrollado una ruta intermunicipal para la atención del trabajo infantil, que busca articular esfuerzos entre municipios colindantes que comparten dinámicas económicas y sociales similares. Estas experiencias, si bien acotadas, ofrecen una hoja de ruta valiosa sobre cómo construir modelos de intervención interinstitucionales, eficaces y sostenibles.

Desafortunadamente, estas buenas prácticas son la excepción. Para lograr un cambio estructural, se requiere avanzar hacia una política pública que establezca obligaciones específicas para cada nivel de gobierno, desde el federal hasta los municipios. Esta política debe ir más allá de los lineamientos generales existentes y contemplar mecanismos vinculantes que obliguen a cada nivel de gobierno a asumir responsabilidades concretas. Asimismo, es indispensable avanzar en la instalación y fortalecimiento de las Comisiones Interinstitucionales para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (CITI) locales, que sumen la participación de los municipios, sector privado y sector social de la entidad para que sean herramientas efectivas de coordinación intersectorial y esfuerzos multisectoriales.

Es necesario abordar el trabajo infantil como una consecuencia y no una causa de las condiciones socioeconómicas en las regiones. Por tanto, las intervenciones más efectivas serán aquellas que aborden sus raíces estructurales: la pobreza, la exclusión social, la falta de acceso a educación de calidad, la discriminación, la violencia y la informalidad laboral. Este abordaje requiere necesariamente, la participación activa de todos los sectores: gobiernos, empresas, organizaciones de la sociedad civil, sindicatos, academia y comunidades. Cada actor tiene capacidades, recursos y ámbitos de acción distintos, y es justamente esta diversidad la que permite construir intervenciones más completas y sostenibles.

Estamos a meses de que finalice 2025 y es claro que no lograremos erradicar el trabajo infantil. Sin embargo, existe la oportunidad de construir una política pública transexenal, que coloque a las niñas y los niños en el centro de las decisiones, que fortalezca las instituciones competentes, capacite al personal y, sobre todo, genere la política necesaria para actuar con decisión. Cada niña y cada niño que hoy trabaja representa una oportunidad para garantizar sus derechos y crear un buen presente y un mejor futuro.

* Miguel Ramírez Sandi es coordinador de Incidencia Política en Protección de la Niñez de Save the Children (@SaveChildrenMx), organización independiente líder en la promoción y defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Trabaja en más de 120 países atendiendo situaciones de emergencia y programas de desarrollo. Ayuda a los niños y niñas a lograr una infancia saludable y segura. En México, trabaja desde 1973 con programas de salud y nutrición, educación, protección infantil y defensa de los derechos de la niñez y adolescencia, en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas. Visita nuestra página y nuestras redes sociales: FacebookTwitterInstagram.

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Imagen BBC
“Ningún lugar es seguro”: cómo viven los iraníes los peores ataques de Israel en años
7 minutos de lectura

El Servicio persa de la BBC habló con iraníes sobre el impacto de los ataques israelíes y cómo ha respondido el gobierno.

16 de junio, 2025
Por: BBC News Mundo
0

Israel atacó a Irán en los últimos días con la mayor ola de bombardeos aéreos en años, con el objetivo claro de dañar el programa nuclear del país.

Esto provocó represalias por parte de Irán y desde entonces ambos países han continuado atacándose mutuamente.

Al menos 19 personas murieron en Israel desde el viernes, mientras que varios lugares, incluyendo edificios residenciales, fueron atacados en la capital iraní, Teherán. Más de 220 murieron en Irán, de acuerdo a información oficial.

La gente en Teherán no sabe mucho qué hacer o cómo reaccionar.

“Atascados ” es la respuesta más habitual que la gente con la que la BBC ha contacto en Irán ha descrito su situación en estos momentos.

Una mujer le cuenta a la BBC que no ha podido dormir en dos días: “He pasado por situaciones realmente difíciles”.

Ella señala que la actual situación le recuerda lo que vivió durante la cruenta guerra entre su país e Irak en la década de 1980, cuando ella era una niña, y que dejó cientos de miles de muertos durante los ocho años que duró el conflicto.

“La diferencia es que en ese entonces, al menos cuando iba a ocurrir un ataque, podíamos escuchar las sirenas que nos alertaban sobre lo que iba a ocurrir. Pero ahora, durante los bombardeos o ataques aéreos, no hay ningún sistema de alarma”, explica.

“Parece que a ellos [las autoridades] no les importan nuestras vidas ahora”, añade.

Ghoncheh Habibiazad, periodista del Servicio persa de la BBC, anota que los más jóvenes, nacidos después de la guerra, no saben cómo fue vivir algo así.

Iraníes hacen fila con sus vehículos cerca de una gasolinera tras los ataques israelíes contra Irán, en Teherán, el 15 de junio de 2025.
ABEDIN TAHERKENAREH/EPA-EFE/Shutterstock
La gente tuvo que hacer fila en sus autos en Teherán para cargar gasolina.

Otro residente de Teherán dice: “Tuve que conducir lejos de casa para encontrar una gasolinera, porque había largas colas delante de cada una”.

Algunos en la ciudad incluso se están mudando, “lejos de donde viva cualquier funcionario”.

La conexión a internet ha sido inestable, por lo que es muy difícil mantenerse en contacto con la gente dentro del país, afirma la periodista de la BBC.

Muchos que viven fuera del país envían mensajes a sus seres queridos, esperando una respuesta.

El dilema de irse o no de la ciudad

Una mujer en Teherán asegura que ha considerado irse de la ciudad para escapar de los ataques.

“Todos hemos querido ir a ciudades más pequeñas. (…) O pueblos, a cualquier lugar al que podamos ir, pero cada uno de nosotros tiene seres queridos que no pueden irse, y pensamos en ellos”, expresa.

“Lo que estamos viviendo no es justo para ninguno de nosotros, el pueblo de Irán”, agrega.

También manifiesta que los iraníes parecen “paralizados”.

“Lamentamos que a los líderes de nuestro país no les importe ninguno de nosotros ni nuestras vidas, y todos estamos tratando de superar estos días con miedo, agotamiento y mucho estrés; esto es extremadamente duro y doloroso”, continúa diciendo.

Otro residente de Teherán afirma: “No puedo irme de Teherán sin más. No puedo dejar a mis padres ancianos, que no pueden viajar lejos, e irme de la ciudad. Además, tengo que ir a trabajar. ¿Qué puedo hacer ahora?”

Algunos iraníes han recibido advertencias del ejército israelí, que les pide a todos que abandonen las zonas cercanas a las instalaciones militares.

Los habitantes de Teherán parecen estar muy preocupados por esto.

“Sí, por desgracia, ya lo he visto”, dice uno. “¿Cómo se supone que vamos a saber dónde está una instalación militar y dónde no?”, se pregunta.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, instó a los iraníes a alzarse y derrocar al gobierno, en un mensaje enviado el segundo día de los ataques.

Hasta ahora, sin embargo, la gente en el país ha optado por mantenerse a salvo y hay poca evidencia de que el llamado de Netanyahu haya resonado en el terreno, afirma Daryoush Karimi, del Servicio persa de la BBC.

La incógnita de qué está sucediendo

Gente observa los daños en los edificios de la plaza Nobonyad tras los ataques aéreos israelíes el 13 de junio de 2025 en Teherán, Irán.
Getty Images
Ni la gente de a pie ni los funcionarios habían previsto la magnitud de la destrucción de los edificios residenciales en Teherán.

Lo que quizás más conmocionó a la gente en Irán fue la destrucción de edificios residenciales, incluso más que los ataques a instalaciones nucleares y bases aéreas, afirma Pouyan Kalani, periodista del Servicio persa de la BBC; algo que ni la población en general ni los funcionarios habían previsto.

Imágenes de un niño muerto bajo los escombros, con un oso de peluche cubierto de polvo tirado en la calle y un cuaderno de bocetos esparcido por el suelo eran escenas que muchos iraníes no habían presenciado desde el final de la guerra entre Irán e Irak, especialmente en las calles de la capital.

Un ataque de este tipo contra Teherán provocó que muchos de los que se vieron en la “primera línea de combate” se preguntaran qué estaba sucediendo exactamente, cuán extendido estaba y cómo podían protegerse a sí mismos y a sus familias.

Las autoridades iraníes tampoco explicaron por qué el sistema de defensa aérea del país era tan ineficaz que Israel podía bombardear objetivos críticos en cuestión de horas.

Durante horas tras el primer ataque israelí en la madrugada del viernes, e incluso más de un día después, ninguna institución oficial en Irán ofreció información pública ni explicación alguna para ayudar a la gente a comprender la verdadera magnitud de los ataques israelíes o cómo responder.

Muchos se preguntaban: ¿ha entrado el país en guerra?

La narrativa oficial

Prácticamente todos los funcionarios que aparecieron en la televisión estatal hablaron en un tono que sugería que no había sucedido “nada grave”, insistiendo en que todo estaba “bajo control” y que las ciudades estaban “seguras y tranquilas”.

Ninguna autoridad explicó cómo las aeronaves israelíes aparentemente habían volado libremente, sin resistencia, todo el camino a Teherán y otras ciudades para atacar sus objetivos.

Pero el viernes por la tarde, tras la publicación de dos declaraciones del líder supremo de Irán, una escrita y otra en video, presentadores y comentaristas de programas en medios estatales comenzaron a proclamar una “venganza severa”.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, dando en un mensaje televisado tras los ataques israelíes en Teherán, Irán, el 13 de junio de 2025.
WANA/Reuters
El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, apareció en un mensaje televisado tras los ataques israelíes.

En su mensaje de video, el ayatolá Alí Jamenei declaró que “las fuerzas armadas actuarán con fuerza y doblegarán al vil régimen sionista”.

Al anochecer, se lanzaron misiles balísticos iraníes hacia Tel Aviv, Israel, y los medios de comunicación estatales iraníes comenzaron a transmitir en vivo escenas de la ciudad, mostrando lo que parecían ser misiles impactando el centro de Tel Aviv.

Estas imágenes sirvieron de telón de fondo para entrevistas con analistas que explicaban cómo los misiles iraníes habían penetrado las defensas israelíes, dando una “lección” y una serie de “respuestas contundentes”.

De esta manera, se moldeó la narrativa de la victoria, e incluso el sonido de las sirenas antiaéreas en Tel Aviv se presentó como una señal de miedo.

“Mantengan la calma”

Todo esto ocurrió mientras los ataques israelíes contra las bases aéreas e instalaciones nucleares iraníes en Natanz, Fordow e Isfahán continuaban, y a primera hora de la mañana del sábado, drones hostiles seguían sobrevolando Teherán.

Además de quienes se apresuraron a ir a las gasolineras, otros hablaban de comprar pan o de almacenar arroz y aceite por si acaso había escasez.

Varias horas después, el ministro del Interior iraní se dirigió al público en los medios estatales y ofreció recomendaciones: “Mantengan la calma; eviten alimentar la ansiedad; confíen solo en las fuentes oficiales; absténganse de viajes innecesarios; y cooperen con los servicios de emergencia”.

Una columna de humo que se puede ver desde distintos puntos de la ciudad.
Getty Images
Una columna de humo se eleva sobre Teherán después de los ataques perpetrados por Israel este fin de semana.

Sin embargo, estas declaraciones sonaron más bien como exigencias para controlar los disturbios.

Aparte del anuncio de la muerte de varios altos mandos del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica y científicos nucleares, la única información oficial llegó en forma de informes parciales de los medios: detalles limitados sobre ataques a instalaciones militares y nucleares, y cifras de víctimas descoordinadas publicadas por gobernadores provinciales o funcionarios locales de la Media Luna Roja.

En cambio, las agencias de noticias se llenaron de declaraciones de funcionarios, asociaciones religiosas y diversas instituciones, todas haciéndose eco de la narrativa de una “nación oprimida pero resiliente”, sostenían la continuidad del “Eje de la Resistencia” (los aliados regionales de Irán) y pedían al líder supremo que garantice “represalias severas”.

Sin embargo, incluso después de revisar estos informes, seguía siendo imposible determinar cómo se pudieron llevar a cabo ataques de esta magnitud, cuántos funcionarios y científicos murieron, cuántos civiles murieron, qué instalaciones específicas fueron atacadas, la magnitud real de los daños y si Teherán y otras ciudades seguían siendo seguras.

Edición de Alexandra Fouché

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BBC

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